Una situación extrema es traumática para cualquier ser
humano. Ahí es cuando tienen que salir las fibras de lo que está hecho. Esto lo
experimentó el pelotero cubano Lerys Aguilera, cuando decidió abandonar su país
en abril de 2014 y probarse en otro béisbol. Antes de partir, era figura en
nuestras Series Nacionales.
Nacido en Levisa (1985), Mayarí, provincia de Holguín,
“El Búfalo” había jugado 11 temporadas en la Isla y tenía 108 jonrones y 434
carreras impulsadas. Generalmente, ocupaba el cuarto madero del representativo
holguinero. Cada vez que se paraba en el cajón de bateo, había peligro latente
de que la pelota fuera más allá de los límites.
De regreso en La Ciudad de los Parques, recién llegado de
medirse en la Liga A 1 de Italia –representó al Nettuno Baseball Club–, aceptó
conversar y abundar en sus difíciles vivencias, que pueden ser una lección para
quienes se inclinan por esa ruta. El mismo slugger entrado en libras,
corpulento; la misma persona comunicativa y amistosa, fue a quien encontró Panoramaganador.
“Realmente, lo dije y lo reafirmo, porque es algo
inhumano lo que te sucede, te conviertes en una carnada, una mercancía.
Arriesgas tu vida, al final pasas por momentos que ni imaginas. En buen cubano,
son cantas de sirenas, te prometen y dicen mucho, pero ni el 80 por ciento de
eso se cumple. Lamentablemente, me tocó vivir esa experiencia. Menos mal que
aún estoy aquí, para contarlo”.
Hablaste también de tu travesía en la salida ilegal en
lancha.
“En lo absoluto volvería a hacerla. Corrí dos veces
peligro. No tengo ni la más mínima idea de por dónde salimos. Podía haberme
ahogado, incluso sabiendo nadar, pues estaba en una situación en que, por
desconocimiento, las prendas, la mochila y otros cosas que llevaba encima me
pesaban. Si no me agarro bien a la embarcación, me caigo y nadie esperaría por
mí, ya que la noche era una boca de lobo”.