Augusto, con el guante |
Un día, Leal le dijo: “Prepárate para el próximo domingo que vas a lanzarle al equipo visitante”, y con la misma le entregó un traje de pelota. En el debut propinó nueve ceros y con sus curvas mareó a sus rivales. En lo adelante, tiraba todos los fines de semana y poco a poco se convirtió en el principal lanzador del conjunto Petroleros de Preston. En esos años no existían torneos oficiales de béisbol amateur y solamente se jugaban juegos de exhibición los fines de semana.