Cuando los Campeonatos cubanos de béisbol llegan a su edición 50, la afición debería hacer un alto para recordar a una de sus grandes estrellas: Santiago "Changa" Mederos.
Calidad, caballerosidad y amor sin límites a la causa de Industriales, La Habana y Occidentales, y sobre todo a la selección nacional, marcaron la carrera del astro habanero.
Changa comenzó a jugar béisbol desde los ocho años de edad, en 1953, y ya a los 13 participó en su primer torneo internacional en Nicaragua como jardinero central.
Bateaba y fildeaba bien, pero lo que más le gustaba era pitchear, labor en la que desarrolló una de las mejores curvas del béisbol cubano y una velocidad que rondaba las 90 millas.
El zurdo capitalino tenía una curva hacia abajo muy pronunciada que dominaba con maestría, tirándola con diferentes velocidades y que buscaba la zona baja del plato.
Su debut en los certámenes de la isla ocurrió en 1964 durante la tercera Serie Nacional, con las franelas del conjunto Occidentales, junto a astros como el inicialista Pedro Chávez, el camarero Félix Isasi, el jardinero Rigoberto Rosique y los serpentineros Isidro Borrego y Maximiliano Reyes, entre otros.
Con su enorme fuerza de voluntad, férrea disciplina y fuertes entrenamientos mejoró su control -su punto más vulnerable- para convertirse en un serpentinero intransitable, uno de los mejores tiradores de su época en su país.
En su palmarés destacan los lideratos de victorias del Campeonato Nacional de 1969, con 17, y de ponches en 1970 (143) y 1975 (92), además de que en 1969 implantó récord de estrucados con 208, sólo superado 32 años después por Maels Rodríguez (263).
