martes, 20 de octubre de 2009

20 de octubre; DEPORTE ES CULTURA


ES TAN difícil imaginar a Cuba sin Alejo Carpentier, Nicolás Guillén o Benny Moré como sin Kid Chocolate, Martín Dihigo o Ramón Fonst.

Sería como reinventar su historia sin Ernesto Lecuona, René Portocarrero, Alicia Alonso o Chucho Valdés, o carente de José Raúl Capablanca, José Antonio Huelga, Alberto Juantonera o Teófilo Stevenson.

Íconos de una identidad donde arte y deporte se conjugaron desde siempre, aportan nombres imprescindibles a una nacionalidad cuyo fomento esculpió en oro aquel 20 octubre de 1868 en que se entonó por primera vez el Himno Nacional.

Entonces las tropas mambisas liberaron la ciudad de Bayamo al mando de Carlos Manuel de Céspedes, el insigne Padre de la Patria que levantó en armas a sus esclavos para iniciar la lucha que reivindicó la cubanía.

Por eso la elección de esa fecha para celebrar el Día de la Cultura Nacional, un concepto amplio y enorgullecedor al que el deporte ha tributado bellas páginas, prestigiado por competidores insignes e impulsado por figuras relevantes en todos los campos.

El propio Céspedes amó al ajedrez, cuyas reglas tradujo y publicó en el periódico “El Redactor”, de Santiago de Cuba, como muestra de un vínculo con la actividad deportiva que después sostuvieron otros grandes como el Che y Fidel.

«Deporte es cultura», tituló Carpentier un trabajo publicado en la Guía oficial de béisbol de 1969 devenido expresión del interés suscitado por ese frente entre los más ilustres intelectuales de la isla, incluido José Martí.

Este derrochó maestría al reseñar no pocos eventos, y fue un defensor del deporte sano y de la ejercitación sistemática de los seres humanos para mantener la salud.

«Hoy —escribió Carpentier en el referido material— una institución como la Escuela Superior de Educación Física “Comandante Manuel Fajardo” (ESEF), nos muestra cómo el deporte se identifica con la cultura, cómo es rama de la cultura…»

Nicolás Guillén, quien en su poema “Deportes”, confiesó «Niño, jugué al béisbol», escribió en su crónica «En jeep junto a los ciclistas»: «¿Deporte y poesía? ¿Por qué no?»

«Pienso que lejos de estar reñida esta con aquel hay en un estadio, en un ring, en un diamante beisbolero, en un court de tenis, muchísima belleza digna de ser expresada líricamente», afirmó el poeta nacional.

Por eso, entre otras notas sobre el tema, nos dejó una oda a Kid Chocolate un poema al ajedrez y al boxeo y estos versos, fina sátira al béisbol de entonces:

«[…] Un club cubano de béisbol:

Primera base, Charles Little.

Segunda base, Joe Cobb.

Tercera base, Bobby Mog.

Short Stop, James Wintgarden.

Pitcher, William Bot.

Files, Wilson, Baker, Panther.

Sí señor.

Y menos mal: el cargabates: Juan Guzmán.»

Vale entonces retomar hoy su llamado: «… esperar que los deportistas se interesen a su vez —si es que no lo hacen— por los poetas, por la poesía, que es un espectáculo quizás menos movido, más íntimo sin duda, pero en el que suele haber momentos de punzante, desgarradora emoción».
(TOMADO DEL SEMANARIO JIT DIGITAL)

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