jueves, 29 de noviembre de 2012

COMENZÓ LA PASION EN EL TECHO… ¿Y LA BASE, QUE? (I)

La XLII Serie Nacional de béisbol dio inicio el domingo último en el estado José Ramón Cepero, este martes se incorporan los restantes equipos que en total suman 16 que lidiarán por los ocho boletos de la segunda etapa, donde saldrá el campeón de la temporada. En estos días tras la confección de la preselección nacional con mira a su participación en el III Clásico Mundial de marzo próximo, los topes de confrontación en Nicaragua, México, el torneo de Holanda y la gira por Asia, mucho se ha hablado de elevar el techo de la pelota cubana, múltiples son las propuestas hecha por periodistas, especialistas, directivos y cuantos cubanos existen en el techo de la sociedad y pueden opinar al respecto, ellos han propuestos, vincular a peloteros cubanos en ligas profesionales, que si se necesita jugar más contra equipos japoneses, que si hay que pagarles a nuestros atletas de la serie nacional y otras tantas “soluciones” al problema actual de nuestro béisbol. Pero muy pocos son los que llaman a directivos del béisbol a recuperar el nivel, las rivalidades, de las eliminatorias municipales, las emociones que se vivían en los campeonatos inter barrios, inter centros de trabajos.

 Muchos han olvidado aquellos juegos provinciales que se juagaban de martes a viernes y sábados y domingos que llenaban estadios y movilizaban multitudes de un lugar a otro en cada provincia; aquellos equipos uniformados que convertían cada encuentro en un espectáculo, esas emociones se ha perdido en la actualidad, por lo menos en estas tierras holguineras, aunque he podido leer en varios sitios web, que muchas provincias celebran campeonatos de hasta 12 juegos o se suspenden la mitad de los encuentros. ¿Y qué decir de los más pequeños? Por lo menos los pequeños holguineros ya perdieron el sueño de asistir a una competencia provincial, desde los 9-10 años, pasando por 11-12, los 13-14, 15-16 y juveniles, hace más de seis años que no se ven las caras los peloteros de los 14 municipios de esta provincia. Ahora han buscado una “fórmula diabólica” de convocar a las reservas deportivas, que no son más que algunos alumnos que tienen algún que otra cualidad física que lo convierte en el “llamado talentos”, pero esos niños, durante el año no llegan a participar en 8 ó 9 juegos oficiales, por lo que se enfrentan a lanzadores de su categoría 15 ó 20 veces los más avezados. Eso nos dice, que un niño de este territorio se enfrenta 75 veces a lanzadores durante su recorrido entre la categoría 9-10 y juveniles. ¿Podremos tener bateadores? Durante muchos años los cubanos contábamos con campeonatos juveniles, segunda categorías, juegos de trabajadores, juegos inter-EIDE, inter EPEF, juegos militares, Copas en cada municipio y en todas las provincias, en ese tiempo los jóvenes llegaban a los eventos provinciales con más de 200 ó 300 veces al bate frente a pitcher de distintas características, rápidos, marañeros, curveadores, inteligentes, brutos, pero estaban preparados para cualquier pitcheo y eso era tener nivel. Por eso recuerdo la primera visita de un equipo japonés a Cuba cuando vinieron aquellos lanzadores como el supersónico Yamaguchi o los “submarinos “ que en las primeras veces dominaban a los bateadores, pero en la mitad del juego ya los nuestros sabían cómo descifrar esos envíos. Se recuerda a Burt Hooston, un hombre que decían que lanzaba una pelota que subía o bajaba antes de llegar al home, que tampoco pudo con las bateadores cubanos que llegaban al equipo nacional cuajados del juego sistemático desde pequeño. La calidad de nuestro béisbol no se gana en los entrenamientos, allí se pulen las deficiencias, nuestro béisbol necesita de los topes internacionales porque ellos son los que nos dicen cómo estamos, pero la raíz de nuestros problemas están aquí en la base, donde no se juega y nadie quiere hablar de ellos, solo se habla de tu techo que merece subir aunque no tenga cimiento..sin dudas, se derrumbará. De cualquier manera, la pelota seguirá siendo para los cubanos más que un entretenimiento, parte de su idiosincrasia, de su cultura, de la vida misma -con los buenos y malos momentos que ella implica, por eso hay que salvarla.

No hay comentarios: