viernes, 21 de noviembre de 2008

Holguineros entre buenas y malas.

Aunque los seguidores del deporte las bolas y los strikes en la provincia solo pudieron celebrar una vez la conquista de un gallardete, durante las tres décadas de existencia del equipo, las distintas ediciones competitivas han pretendido, pero no han podido. Fueron diversas las razones que provocaron la instalación casi permanente de los holguineros en la segunda división, hasta el merecido triunfo de la temporada 2001-2002, cuando en discutida series de siete juegos a ganar cuatro (4-3) salieron vencedores ante el aguerrido conjunto de Sancti Spíritus.
Entonces, la presencia de esos dos combinados constituyó la gran sorpresa de la contienda, pues muy contados especialistas habían vaticinado siquiera las posibilidades de llegar a la ronda semifinal.
Una vez más quedó confirmado el viejo axioma beisbolero que sentencia: “en el béisbol no hay enemigos pequeños”. Espirituanos y holguineros, bajo las respectivas batutas de Lourdes Gourriell y Héctor Hernández jugaron mejor que los restantes contendientes envueltos en la lid y en modo alguno quedó espacio para las dudas.
Sin embargo, en los últimos torneos las actuaciones de Holguín dejan bastante que desear y siempre han finalizado con mayor cantidad de fracasos, lo cual alcanzó el tope máximo par de temporadas atrás, al perder 67 de los 90 desafíos celebrados y 32 en forma consecutiva.
Lo sucedido en el pasado campeonato ofreció síntomas de saludable recuperación: acumularon 41 triunfos, cifra aún bien discreta frente a las exigencias de sus parciales, acostumbrados a verlos luchar todo el tiempo contra cualquier rival. El pitcheo mantuvo aceptable ritmo en la primera parte y pareció probable equilibrar el balance (45-45). En el segmento complementario falló de manera lastimosa el rendimiento de los relevistas, incapaces de defender ventajas en el pizarrón.
Ahora las circunstancias presentan un cuadro similar, bajo la experimentada dirección de Héctor Hernández, victorioso conductor en el mejor momento de la tropa. La ofensiva es inferior por mucho a la de Santiago de Cuba, siempre el gran favorito de la llave D. Tampoco la defensa sobresale, mientras el cuerpo de serpentineros debe mejorar de manera sustancia con la presencia del zurdo Aroldis, quien junto a Luis Miguel Rodríguez y Orelvis Ávila conforman un buen trío de abridores para batirse de tú a tú en una subserie. En tal sentido, faltan dos hombres capaces de asumir de manera exitosa esos roles, tomando en cuenta que el calendario semanal.
Llegar a discutir la clasificación será el primer objetivo del colectivo y con miradas sentenciadoras tendrán en los graderíos del parque Calixto García a los seguidores de siempre.
(Tomado de Radio Rebelde)

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