miércoles, 11 de julio de 2012

LO MIO PRIMERO, MI BARRIO, MI MUNICIPIO, MI EQUIPO….

Hace solo pocas horas concluyó, con el merecido triunfo del seleccionado de Gibara, la XXXVI Serie Provincial de Béisbol, en el que muchos atletas que vistieron el uniforme de Holguín en el LI Campeonato Nacional representaron a sus respectivos equipos municipales, pero… ¿Todo se entregaron a defender su bandera, la del municipio, la del barrio?
Conocemos que el mayor anhelo de todo atleta cubano, es más, creo que cualquier atleta del mundo aspira representar a su Patria en un evento internacional, a su provincia o Estado de residencia en los eventos nacionales de su país; hasta en los países capitalistas, porque en los grandes eventos de fútbol, de baloncesto, voleibol y hasta en el clásico de béisbol hemos escuchado esas expresiones tan patrióticas, de “deseaba representar a mi país, a mi bandera”.
Pero para llegar a esos grandes eventos hay que comenzar defendiendo su barrio, a su escuela o a su fábrica en las competiciones municipales, de Distrito u otro tipo de demarcación, ahí comienza la lealtad a lo mío, a lo nuestro…
Aquí en el territorio, los aficionados del deporte ven a sus peloteros y atletas nacionales como verdaderos símbolos, como héroes del barrio y siguen muy de cerca todo su quehacer en los eventos en que participan, sobre todo en béisbol, en definitiva es la disciplina que mayor divulgación tiene y es el más fácil de seguir, porque todos hablan de él, las emisoras nacionales, las provinciales, las municipales, los periódicos, la televisión, todos.

En esos eventos nacionales hacen compromisos de ganar nueve, diez y hasta quince juegos si lo dejan, otros se comprometen a batear otra cantidad de jonrones, de hit para que su provincia avance en el gran evento cubano, para que clasifique a la postemporada,- sin embargo, por lo menos en este territorio mayaricero, y sabemos que en otros territorios holguineros suceden cosas similares, esos mismos atletas no hacen lo mismo por su equipo, por su municipio que es en todos los casos, el núcleo, su raíz, su punto de arrancada, el que le abrió las puertas para que llegaran a donde han llegado hoy en día.
Manduley ejemplo de sentido de pertenecia cin Calixto García.
A esos atletas que prefieren lanzar en los grandes estadios, el Calixto García, en el Guillermón, en el Latinoamericano, les recordamos que ellos comenzaron en los solares yermos, en la esquina de su casa, en el área con su profesor, ellos nacieron en los pitenes, de los choques interbarrios o interescuelas. ¿Por qué rehusar hoy defender sus raíces?
Lo mío primero, siempre he escuchado decir; ! y lo mío es mi casa, mi barrio, mi escuela ¡y si no lucho por poner bien en alto sus nombre, ¿a quién puedo representar? A quien puedo defender.
En muchas ocasiones escuchamos a los grandes atletas hablar de sus entrenadores del equipo nacional, del equipo provincial y dejan al olvido a quienes los descubrieron en su infancia, allá en su escuelita, en su barrio. Olvidan al que le enseñó a dar sus primeros pasos, el que enseñaba a lavarse la boca, a echarle pasta al cepillo, olvidan a quien le enseñó el abc de su deporte.
Al ver a algunos atletas mayariceros que rehusaron participar con sus compañeros en la serie provincial recién finalizada, alegando estar lesionados, nos vino a la memoria aquellos hombres como Baby César, que llegaba a su Preston en los inicios de los años 60 de los Estados Unidos donde cumplía compromisos en el béisbol rentado y enseguida iba cargado de bates y pelotas para el “Polo” a jugar con sus compañeros, con sus amigos de infancia y juventud, a compartir lo aprendido en su deporte favorito; recordamos también a Norge Sandó, Víctor Ruíz, Willians Smith, Julio Quiala, Manuel Villa, los hermanos Jorge y Romárico Francis, Ricardo Bent, quienes llegan de las series nacionales y participaban en todos los juegos de fines de semanas y representaban a su equipo de base en los juegos regionales donde luchaban para ganar el evento, eso es amor y respeto a nuestras raíces.
Hoy lamentablemente, estos atletas no se entregaron a sus equipos, sabemos que algunos presentan lesiones, pero no se acercaron a los estadios, ni para darle ánimo a sus compañeros, ni para indicarles cómo jugarle al contrario, aunque sea penoso hay que decirlo; pero lo penoso de todo esto, es que esos que no defienden a su barrio, a su municipio a su equipo, están seguros en el equipo provincial, para la próxima serie nacional sin haberle dado la alegría a sus vecinos del barrio, a los amigos de la escuela..
Aunque sigan ocurriendo estas cosas, yo sigo pensando que lo mío primero, porque el patriotismo que tanto se habla en la formación política-ideológica de nuestros atletas, nace en el amor al barrio, a la escuela, el municipio. Por eso decimos, que lo mío primero.

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