lunes, 5 de julio de 2010

Los dos Maestros


Oscar Washington Tabárez es un buen tipo. En el ambiente del fútbol, en el que conseguir una aprobación generalizada o al menos mayoritaria es una tarea complicada, al Maestro le aplican ese rótulo de manera prácticamente unánime.
Pero, al mismo tiempo, Tabárez es un tipo de carácter. Una persona a la que le gusta ir de frente, a la que no le importa discutir y pelearse cuando las cosas no le gustan. Y a tal punto llega su enojo esta vez que se negó a dar con anticipación el equipo titular, una costumbre que venía manteniendo desde que comenzara el Mundial y que lo convertía en una agradable excepción entre los técnicos.

El lunes vimos a los dos Tabárez en Ciudad del Cabo. Al Tabárez jovial y relajado lo vimos principalmente en Philippi Stadium, donde Uruguay entrenó en vísperas de su choque de semifinales ante Holanda. Y el Tabárez hosco y contestador se hizo presente en distintos momentos de la conferencia de prensa previa al partido en la sala de prensa del Green Point Stadium.
Para ir a la práctica de Uruguay nos adentramos en uno de los grandes townships de Ciudad del Cabo. Si bien entramos por calles pavimentadas, Philippi es un barrio muy humilde, de esos de casas precarias y tendido eléctrico irregular (por no decir ilegal). Afuera, hay unas decenas de hinchas uruguayos tratando entrar a ver el entrenamiento, y un número más grande de habitantes del lugar que cantan y bailan por la Celeste delante de las cámaras.
Los hinchas no tienen suerte, pero no se pierden demasiado. Son sólo 15 minutos los que se le permiten a la prensa y, como es costumbre, ese cuarto de hora se va en elongación, movimientos precompetitivos y algún juego con pelota para que los futbolistas entren en calor.
Igual, alcanza para percibir el estado de ánimo de los jugadores de la Celeste. Hay risas, hay tranquilidad y todos se divierten mientras juegan un "loco", ese ejercicio en el que varios jugadores se pasan la pelota tratando de evitar que uno que está en el centro intercepte sus pases.
Tabárez está contento. Se le nota cuando se acerca a los grupos de jugadores que se mueven y disfruta viéndolos, los palmea y cambia chistes con ellos.
Pero Tabárez también puede estar enojado. Y lo hace saber apenas comienza la conferencia de prensa, diciendo rotundamente ante la primera pregunta: "Yo quería dar los titulares hoy, pero me cambiaron los planes. Algunos periodistas rompieron un acuerdo, parece que juegan a ser espías o corresponsales de guerra".
Es que al Maestro no le gustó nada que algunos medios uruguayos hayan entrado en una práctica cerrada. Se lo nota dolido, y lo dice: justo él que fue prácticamente el único técnico que dio su formación titular antes de cada partido sin ponerse a jugar a las escondidas.
"Los periodistas que estaban allí les pueden informar lo que pasó. No lo conseguirá hasta mañana, no voy a hablar nada del equipo", dice para cerrar la cuestión.
Volviendo a la práctica, Tabárez está contento. Se lo ve sonriente cuando cruza palabras con Diego Forlán y también cuando se acerca a ver cómo trabaja, por separado, Diego Lugano. El defensor y capitán tiene entrenamiento diferenciado y es un secreto a voces que no estará ante Holanda, ya que tiene un esguince de ligamento interno su la rodilla derecha. Sin embargo, el Maestro se acerca, lo mira trabajar y se va satisfecho.
Pero Tabárez se enoja otra vez cuando le preguntan por Martín Cáceres, el único que no jugó en lo que va del Mundial. Le dicen que en Uruguay corre el rumor de que hubo problemas con él y el Maestro vuelve a explotar.
"Con Cáceres no pasa nada: me molesta muchísimo que ciertos periodistas trabajen sobre rumores y no chequeen la información", dice con su mejor cara de enojado. "Son todas falsedades. Y no voy a decir más porque me adelantaría a la realidad".
La última frase puede sonar un poco críptica, pero también funciona como confirmación. Sin tener que leer demasiado entre líneas, se entiende que Tabárez está anticipando que Cáceres será titular el martes, pero no lo dice justamente porque su enojo lo llevó a no dar el equipo por adelantado.
Tabárez sigue contento en Phillip Stadium. Supervisa de lejos el trabajo de sus tres arqueros, que en uno de los arcos vuelan hacia uno y otro palo parando disparos de un asistente y, en un momento dado, tratando de detener penales (¿es una premonición?). Y también mira relajado como entrena Luis Suárez, quien no podrá ser de la partida tras haber sido expulsado ante Ghana.
Pero con Suárez Tabárez vuelve a explotar. Un periodista inglés le pregunta si el hecho de que Suárez y él hablen tanto de la mano del delantero en el último minuto para salvar un gol ante Ghana no denota falta de humildad. No había peor manera de hacer la pregunta, y Tabárez explota, con esa furia controlada que lo caracteriza.
"No me da vergüenza la mano de Suárez, para nada. Vergüenza es la trama que urdieron algunos periodistas ingleses, vaya a saber uno por qué... o mejor dicho, sí sé por qué", chicanea el Maestro, para seguir: "Pensar que el jugador que comete esa falta instintiva tenía otra intención, es demasiado tendencioso. Todo sucedió dentro del reglamento. A Suárez lo expulsaron, y además, ¿cómo íbamos a adivinar que el rival iba a marrar el penal?"
No termina ahí el tema. Tabárez está envalentonado y sigue: "No se olviden de que Uruguay estuvo casi tres partidos sin amarillas", pero vuelve enseguida al tema Suárez para rematar con maestría: "Y no me vengan a hablar de la falta de humildad de los uruguayos, que me parece que ya dimos bastantes muestras de nuestra humildad, estando acá, peleando de igual a igual contra otros más poderosos".
Pero como toda tormenta, es pasajera. Se calma el Maestro en la sala de prensa y, ya en tono más bajo y casi confidencial, cuenta una de las claves del gran momento de Uruguay.
"Fue muy importante lo que hicimos en Kimberley, la tranquilidad que tuvimos para trabajar: allá estuvimos realmente alejados del Mundial"explica. "No jugamos partidos previos sino que le dimos prioridad al descanso de muchos jugadores que venían de temporadas agotadoras".
Terminan los 15 minutos de práctica abierta en Phillip y nos vamos, sin que al Maestro se le haya borrado la sonrisa de la cara. Y termina la conferencia y ahí va el Maestro, todavía enojado con los medios que rompieron un acuerdo. Mientras se retira de la sala, nos confirma a cuatro o cinco periodistas que le salimos al paso lo que dijo en público: que hubo medios uruguayos que filmaron y sacaron fotos.
Se van los dos Maestros, los dos a descansar en la noche previa al partido más importante de sus vidas... a menos que gane el próximo, como él mismo aclaró en la conferencia. Seguramente, del resultado del martes dependa qué Maestro se enfrente a los medios el martes a la noche, después del partido ante Holanda.
Tomado de espndeportes

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