miércoles, 9 de octubre de 2013

EL AJEDREZ EN MAYARI UNA NECESIDAD DEL PROYECTO INTEGRAL.



Para este martes 8 de octubre estaba señalado iniciarse el V Torneo de ajedrez Chess-Lidio en recordación al Guerrillero Heroico y a un personaje que simboliza al trabajador eléctrico en nuestro país, Lidio Ramón Pérez cuyo nombre honra a la termoeléctrica del municipio Mayarí.

Los convocados ansiosos y desesperados acudieron a la cita como es habitual, ante la carencia de una Academia Municipal de ajedrez, la que desapareció y nadie ha hecho nada por recuperarla a pesar de estarse efectuando aquí un Circuito con más de ocho torneos desde el 2010; solo que esta  vez no fueron para el Centro de los Combatientes de la Revolución Cubana como había ocurrido los años anteriores, lamentablemente ese local fue afectado por el Huracán Sandy y todavía no ha podido recuperar el techo; ahora se dijo que se jugará en un aula del semi internado Frank País García, pero allí solo los esperaba, la escuela oscura y mucha desinformación.
No se pudo inaugurar el certamen y, ahora no se sabe cómo y donde podrá jugarse.
Ante la negligencia o el poco interés de quienes tienen que tratar de recuperar la academia que a tantos niños formó y ayudó a ser excelentes profesionales hoy, es bueno que en estos tiempos que nos llaman a cambiar la mentalidad, a buscar soluciones a los problemas, nada mejor que el ajedrez, que muy bien podía ayudar a llevar adelante el Proyecto de Desarrollo Integral que se lleva adelante en nuestro municipio.

Es bueno recordar que la lucha ajedrecística obliga a enfrentarse a conceptos fundamentales de la teoría del conocimiento, tales como: función, algoritmos, incertidumbre, optimización, modelos, variables, etcétera. Todos estos aspectos tienen un carácter metodológico fundamental y tienen una concreción práctica, que muy bien pueden ayudar a quienes tienen la responsabilidad de materializar el ambicioso proyecto.
Podemos decir que le ajedrez ayuda a la formación integral de la personalidad del sujeto, y en él se manifiesta la fusión de todos estos procesos. Ocurrirán situaciones en las cuales deberá cuidar sus piezas, determinar su mejor ubicación en el tablero, de acuerdo con las situaciones, detectar errores del contrario y saber aprovecharlos, así como superar los errores propios. Según Rubén Fine: “En el ajedrez el individuo aprende a pensar, razonar, reflexionar sobre la información que recibe, interpretar la realidad, reconstruirla y transformarla. Enseña al niño a construir su propia tabla de valores, a mantenerlo alerta, a utilizar las armas del algoritmo, el modelo, la complejidad, la estructura, a optimización, la incertidumbre, el significado, el pronóstico. Estimula la autodeterminación como única forma de superar los errores, es un juego de decisiones donde toma conciencia de una situación problemática y se valora para llegar a la verdad”.
Y no es eso lo que se quiere con nuestros dirigentes, pues el ajedrez lo podrá ayudar mucho, sobre todos, por lo que dijo el máximo líder de la Revolución cubana, Fidel Castro..¨ A mí lo que me gusta del juego es que obliga a pensar; ése es el problema, no es cuestión de ganar lugares, educa al hombre en el hábito de optar entre variantes, y uno de los peores problemas que yo veo muchas veces es que la gente no tiene el hábito de buscar variantes y de optar entre variantes.La gente tiene que aprender a encontrar variantes para solucionar los problemas de la vida diaria. El ajedrez es un instrumento que crea el hábito de como usar la inteligencia”.
Aceptado es que “la práctica del ajedrez, no lleva solo implícito el logro de resultados deportivos, sino la creación de un hombre apto y capaz de modular una conducta. En el ajedrez quien piensa toma decisiones, busca variantes, se repliega o ataca, es el hombre pleno, la personalidad total, no su pensamiento o su imaginación creadora de manera aislada.”
A lo expuesto podemos añadir que en nuestro país el propósito de ampliar el conocimiento del ajedrez a las capas más amplias de la sociedad también se sustenta y enriquece en elementos históricos y culturales que hacen del ajedrez expresión de identidad y de cubanía.
Su más alto peldaño de excelencia individual se expresó con timbres propios en la extraordinaria figura de José Raúl Capablanca y Graupera, quien señalara en 1942: “El ajedrez es algo más que un simple juego, es una diversión intelectual que tiene algo de arte y mucho de ciencia. Es además un medio de acercamiento social e intelectual". Y concluía sus reflexiones afirmando que: “A mi juicio el ajedrez debía formar parte del programa escolar de todos los países.”, y es que los auténticos valores de una nacionalidad se hacen realidad en el conjunto de su pueblo y se reflejan, singularizados, en sus hombres y mujeres sobresalientes.
       Morales (2002) plantea que “Los beneficios intelectuales del ajedrez no terminan aquí. La práctica de este juego puede convertirse en un ejercicio para el desarrollo de algunas particularidades individuales del pensamiento. El hecho de ser el ajedrez algo muy individual, donde el jugador debe tomar constantemente sus propias decisiones, contribuye a desarrollar la capacidad de plantearse el nuevo problema y de resolverlo con las propias fuerzas. A esto se le ha llamado independencia de pensamiento y es en ella donde se manifiesta el carácter creador del mismo”.
    También podemos utilizar el ajedrez para ayudar al desarrollo de la flexibilidad del pensamiento, que consiste en la capacidad de cambiar el camino tomado inicialmente (el plan) para resolver la tarea, si el mismo no satisface los requerimientos de la situación.
    En cuanto a otra de estas particularidades, la rapidez del pensamiento, ella es especialmente necesaria en aquellas situaciones donde la persona debe tomar una decisión en un tiempo limitado, por ejemplo, durante una batalla, un accidente, o durante una partida de ajedrez.
El ajedrez, debería ser asignatura permanente en los más altos niveles del municipio, para vencer los obstáculos en todos los sectores de la vida de los  mayariceros y así darle un jaque mate a la insolencia.

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