Dentro del vasto caudal literario legado por nuestro José Martí, podemos encontrar una significativa atención hacia varios aspectos relacionados con las actividades de la cultura física y la importancia concedida a su completa aplicación en beneficio de la juventud.
En este 19 de Mayo, cuando cumple 116 aniversario de su caída en Dos Ríos, les rendimos homenaje en estas páginas mayaricera.
En su quehacer periodístico, Martí dejó reportajes deportivos, su labor no se limitó a la simple descripción pues en cada caso con su elevado sentido constructivo y humano, sacó conclusiones propias.
Cabe señalar en este sentido la correcta relación que halló entre los ejercicios físicos y la salud mental, exponiendo en sus escritos una adecuada valoración de la necesidad social de la cultura física.
Una muestra exacta de la interpretación y sentido dado por el Maestro a la Educación Física son los proyectos de incluir en su amplia labor literaria, escritos que trataban las particularidades y beneficios de dicha práctica.
En La edad de oro expresa: "Los pueblos, lo mismo que los niños, necesitan de tiempo en tiempo, algo así como correr mucho, reírse mucho, dar gritos y saltos".
También nos habló de la imperiosa necesidad de crear gimnasios caseros y domésticos.
Martí denunció las lacras, corrupciones y mistificaciones del deporte sano por el profesionalismo en los Estados Unidos. En su crónica para el periódico La Nación, Buenos Aires, cuatro de marzo de 1882, narra vivamente un combate entre Johan L. Sullivan y Poddy Ryan, donde están presentes los crueles métodos del boxeo rentado norteamericano, muchos de ellos vigentes en la actualidad.
Dice de aquel acontecimiento: "Aquí los hombres se embisten como toros, apuestan a la fuerza de su testuz, se muerden y se desgarran en la pelea y van cubiertos de sangre, despobladas las encías, magulladas las frentes, descarnados los nudos de las manos, bamboleando y cayendo, a recibir entre la turba que vocea y echa al aire los sombreros, y se abalanza en su torno y les aclama el saco de monedas que acaban de ganar en el combate".
Esa crónica escrita por José Martí hace más de un siglo, descarnada denuncia contra el boxeo profesional, está hoy más vigente que nunca porque ese boxeo, lamentablemente, sigue cobrando víctimas en los escenarios del mundo.
Martí fue un gran humanista, un amante de la Educación Física porque consideraba punto fundamental en la estructuración de una perfecta educación intelectual y moral.
Sus bellos pensamientos sobre la actividad muscular del hombre permiten advertir al crítico que aplaude y condena sin contemplaciones. Algunos de sus aforismos plantean: "A los niños, sobre todo, es preciso robustecer el cuerpo a medida que robustece el espíritu... La mente ha de ser bien nutrida pero ha de ver y de dar, con el desarrollo del cuerpo, buena cosa a la mente".
Como muchos otros grandes hombres, Lenin, Che y Fidel, también Martí conoció y practicó el ajedrez. Se sabe que jugó muchas partidas, pero posiblemente sólo fue anotada aquella que lo enfrentó al niño mexicano de siete años, Andrés Ludovioso Viesca, y que apareciera comentada en la revista La estrategia mexicana el ocho de abril de 1869.
La partida que a continuación reproducimos carece de valor técnico pero posee un extraordinario valor histórico, y si bien no podemos afirmar que fuera Martí un ajedrecista de fuerza, tampoco podemos medir por este cotejo su destreza en este deporte, con toda seguridad superior a la que muestra esta anotación.
Recordemos que el amor por los niños fue una constate en la vida del Apóstol, quien no iba a privar al niño Viezca de que al recordarle pudiera decir: "Ese hombre de La edad de oro es mi amigo", y como una muestra más de la caballerosidad del Maestro, la salida le correspondió al niño mexicano.
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