HEBERTO BERMUDEZ, QUE PELOTERO, QUE MAYARICERO.

Uno de los mejores bateadores de la pelota holguinera en todos los tiempos lo es Heberto Bermúdez Almira, un mayaricero que llegó al béisbol escondido de su madre, por ello nunca pudo jugar en las categorías escolares, de sus batazos y potente brazos todavía se habla en las distintas Peñas Deportivas del territorio y en especial en su natal Mayarí, en la actualidad reside en Banes.

Por ello, aprovechamos la oportunidad de su visita a esta ciudad,- lamentablemente por la enfermedad de su querida madre hospitalizada aquí-, para conversar con él durante un rato de su descanso tras pasarse una noche completa junto a ella en el centro asistencial.


Ante todo, nos llamó la atención la corpulencia física que mantiene este ex atleta que se desempeñó con eficiencia en la antesala, receptoría, primera base y en los jardines, me asegura que está pesando 262 libras, “pero todo músculo, no estoy fofo”.- nos asegura tras el saludo y mi asombro.

Ante la primera interrogante sobre sus inicios, Hebert como los conocen sus amigos nos dijo.

“Comencé en una liga no muy popular, porque comencé en Guanina (una zona rural), eso fue en la categoría juvenil, luego fui para Guatemala y vengo para Mayarí a la preselección municipal en esa categoría y asisto al nacional, ese mismo año me ponen en la preselección de Mineros y hago el equipo para la Serie Nacional en el año 1974 que me dirigió Francisco Escaurido, ahí estuve hasta el 76, hasta la división Política que vengo para Holguín donde participo en representación de esta provincia”.

Al preguntarle el por qué nunca jugó en la categoría escolar nos dijo riéndose.

“ Yo no jugué nunca en las categorías escolares y comencé por los juveniles, porque mi familia, en especial mi mamá, decía que yo no podía jugar pelota, me daban una pela cuando yo iba al terrenito que había en mi casa en El Naranjal, por ello es que me voy para Guanina, me escapaba lejos de la casa para poder jugar, después se convenció que podía llegar lejos en el béisbol, aunque fue muy pocas veces a verme jugar pelota”


Bermúdez ha sido uno de los más recios toleteros que ha tenido la pelota holguinera, por ello es obligatorio preguntarle de quienes fueron los primeros entrenadores del difícil arte de batear.

“Tuve varios entrenadores en aquellos inicios porque tenía fuerzas, pero muchos defectos técnicos, que le quitaba la vista a la pelota, sacaba la pierna, por ello el propio Conrado Marrero trabajó conmigo en Santiago de Cuba, recuerdo que me decía, nos vemos a las siete de la mañana en el terreno del Guillermón, él y yo solo, llevaba el batting tinp y varias pelotas y trabajábamos hasta el cansancio, pero si se escapaba una pelota, yo mismo tenía que irlas a buscar, Baby César también hizo grandes cosas conmigo, me enseñaba lo que él sabía, a ellos dos le agradezco mucho.”

Jugaste varias bases, ¿de ellas cual te gustaba más?

“La que me más me gustaba era la tercera base, y creo que una de las cosas que limitaron mi calidad, es que los mentores que tuve, querían resolver los problemas de los equipos conmigo y yo aceptaba, recuerdo que cuando vine de los juveniles de Santiago para acá, mi oponente en tercera era Eusebio Bravo, yo estaba convencido que fildeaba más que yo, pero yo bateaba más que él, entonces me enviaron para el jardín derecho, luego de la muerte de Norge Sandó, me mandaron para el izquierdo, para aprovechar mi brazo tuve que ir a la receptoría, para no cansarte, hasta segunda base jugué en la nacional.”

De los tantos jonrones que pegaste, Bermúdez, ¿cual es el que recuerda más?

“Tengo uno que nunca se me ha olvidado, el que le pegué en Baire a Gregorio Pérez, ese día le batee de 4-4, Miguel Giró que era el director, me dijo que tenía que demostrar mi fuerza, y le pegué jonrón a Gregorio, eso fue en mi debut en series nacionales, nunca se me ha olvidado, pegué muchos como en aquel provincial que jugando contra Bayamo, le saqué la pelota a Heriberto Benítez, pitcher nacional y dijeron que era foul, luego al siguiente lanzamiento se la volví a votar”.

Hebert, tuviste la oportunidad de jugar en Mayarí en los años grandes de nuestro béisbol, junto a Ricardo Bent, Jorge Francis, Julio Quiala, ¿qué significó para ti jugar en esos tiempos?

“Bueno, ese fue un tiempo muy especial, único en mi vida, porque estar entre esos “leones” no era fácil pero logramos hacer de todos una familia muy querida, aprendí mucho con ellos y con el resto de los atletas”.

¿Cree Heberto Bermúdez, que durante sus años de atletas se fue justo contigo?

Yo creo que no, y te voy a decir porqué, en el año 83, por un problema de escasez, nos dijeron que había que entregar los dos trajes, tradicionalmente solo se recogía uno, pero ese año dijeron que los dos, yo estuve en desacuerdo con eso, y no por no entregarlo, solo es que estaba comprobado que después los trajes aparecían en las calles en poder de gentes que ni habían ido a los nacionales ni jugaban pelota, en definitiva me quedé con ellos en un inicio aunque luego lo entregué aquí en el INDER, ese año no me castigaron, pero cuando vino el provincial donde yo no bateaba nunca por debajo de los 400, ese año conecté 14 jonrones y no me llevaron a la preselección teniendo solo 24 años, me retiraron, me eliminaron y nunca me explicaron nada, pero seguí jugando con mi municipio y muy contento por ello, nunca dejé de jugar por Mayarí.”

¿Desearía que te retiraran oficialmente?

Claro que si, pero quisiera que fuera aquí en Mayarí, yo nunca jugué con Banes, por eso quisiera si un día alguien se le ocurre, que sea en Mayarí, ante mi afición que me ve en las calles y siempre me saluda y de verdad que me quiere, lo he podido comprobar en estos días. ”

El reloj sigue su andar y Hebert debe regresar al hospital a acompañar a su madre, a mi solo me queda la oportunidad de decir, qué pelotero, que amigo, que mayaricero.