Aclamado en Alemania como el gran responsable del Milagro de Berna en el Campeonato Mundial de fútbol Suiza-1954, Helmut Rahn constituye una de las figuras ineludibles en los anales de la Mannschaft.
Tras recibir el llamado en el último momento para integrar la selección de la extinta República Federal de Alemania (RFA) a esa justa, Rahn no albergaba muchas pretensiones, como mismo sucedía con su plantel.
Incluso abrió la competición como suplente y parecía destinado a desempeñar un papel de reparto en el equipo de la RFA, recientemente readmitida en el seno de la FIFA después de la Segunda Guerra Mundial.
Una goleada 3-8 ante la archifavorita Hungría pareció alejar cualquier signo de optimismo para el elenco alemán, pero al ídolo de Essen le sirvió para comprobar su capacidad de vulnerar a la defensa magyar, a la cual convirtió en víctima de su olfato goleador.
También colaboró con un tanto en el triunfo en cuartos de final frente a Yugoslavia como un adelanto de su consagración algunos días después.
La excelente actuación germana parecía encaminada a un inminente y humillante epílogo ante la maquinaria húngara, pero ahí surgió El Jefe -como le apodaban por su liderazgo sobre el campo- y consumó en el minuto 84 el impensado triunfo teutón 3-2, en Berna.
En el 18 había decretado el empate 2-2 después que la Mannschaft salió debajo 0-2 en apenas ocho minutos.
Pese a recurrentes problemas con el alcohol, mantuvo intacta su aureola de héroe nacional y se ganó un puesto en la formación que defendió el título universal en Suecia-1958.
Allí sus registros anotadores fueron mejores, al finalizar el campeonato con seis dianas para convertirse en el primer jugador con al menos cuatro perforaciones en dos Mundiales diferentes, aunque no pudo impedir la caída en semifinales a manos de los suecos.
No obstante el paso de los años y el surgimiento de otras estrellas en el fútbol alemán, Rahn conserva un lugar especial en la memoria de la afición nacional como precursor de la brillante historia de su selección en lides universales.
Su imagen quedó inmortalizada en una estatua de tamaño natural en su ciudad natal, Essen, donde murió el 14 de agosto de 2003, dos días antes de cumplir 74 años.(Tomado de Prensa Latina)
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