sábado, 29 de mayo de 2010

NORGE LUÍS VERA: UN PARADIGMA ACTUAL DEL PITCHEO CUBANO

En la pintoresca y veraniega playa Siboney, ubicada al este de la ciudad de Santiago de Cuba, nació el 3 de agosto de 1971 Norge Luis Vera, uno de los mejores lanzadores cubanos del momento.

Integrante del equipo de béisbol de su provincia natal y de la selección cubana, Vera hizo su debut en las series nacionales en la edición de 1994-95, con balance de tres-cero como relevista.

Ese año los bateadores rivales le conectaron para .223 en 46 entradas, una actuación que le ganó el derecho a recibir sus primeras oportunidades como abridor en la campaña posterior, la que concluyó con cero y dos y PCL de 5.23.


Vera, de 183 libras de peso y 6,3 pies de estatura, no pudo hacerse justicia en esa ocasión, pero sus lanzamientos frisaban 95 millas por hora y él seguía atentamente las instrucciones impartidas por el los veteranos Braudilio Vinent y José Luis Alemán.

Ello, unido a su gran esfuerzo, hizo que en el campeonato posterior completara siete de los 11 desafíos iniciados y finalizara con ocho-tres y promedio de .727 en ese reglón.

En dicha campaña, el número 20 propinó tres de las 32 lechadas acumuladas de por vida, gracias al mejoramiento de su control: ponchó a 48, concedió 18 boletos en 93 capítulos, y le conectaron para .235. Gracias a los brazos de Osmari Romero y Vera y de un grupo de recios bateadores encabezados por Orestes Kindelán, el equipo de Santiago de Cuba clasificó para el play-off final de la temporada 97-98 frente a sus encarnizados rivales de Industriales.

La serie marchaba a favor de los capitalinos, pero hubo un repunte santiaguero cuando a los Azules les bastaba una sonrisa para alzarse con la corona.

Vera, quien fue la designación para abrir por los orientales en un Estadio Latinoamericano delirante, aprovechó la ventaja dada por Meriño con un temprano jonrón y ganó 1 x 0.

Ese fue el preámbulo que propició la corona del elenco santiaguero esa temporada. El espigado tirador de Siboney tuvo un feliz resultado de 14 y cuatro (.778), y su PCL descendió hasta 1.82.

Ese año, Vera integró el equipo Cuba para la Copa Mundial de 1998, y terminó con balance de 1-0, aunque su PCL fue un alto 4.70.

En la siguiente Serie Nacional, el diestro santiaguero terminó con 10 y nueve, y se las arregló para culminar con PCL de 2.26 en 167 innings de actuación.

Estuvo brillante contra los Orioles de Baltimore, en los Estados Unidos en 1999, tras sustituir al abridor José Ariel Contreras, pues lanzó siete entradas con tres anotaciones y tres imparables para darle el triunfo a Cuba.

Ese año, Cuba disputó el título de los Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá, y en la ronda semifinal contra el plantel de la sede, Vera permitió carreras en las entradas dos y tres, por lo que fue sustituido por José Ibar, quien finalizó el choque.

En definitiva, el santiaguero terminó con una victoria (ante Brasil) sin derrotas y un PCL de 2.25.

Llegó entonces la Serie Nacional 1999-2000, y en ella obtuvo sus mejores resultados. Según las estadísticas de Arnelio Álvarez, Vera triunfó 17 veces y perdió dos encuentros para un extra-galáctico .895. Su Âí0.97! en PCL se complementó con ocho lechadas, 100 ponches frente a 32 transferencias en 157 entradas y le conectaron para un ínfimo .200 con un solo cuadrangular permitido.

Incuestionablemente, fue nominado Lanzador del Año y Jugador Más Valioso.

En Sydney 2000, terminó con uno-cero un PCL de 1.23, en el que mucho tuvieron que ver las cuatro anotaciones contra Holanda.

En el campeonato cubano posterior, logró 11 y cinco (.668) y 2.95 PCL, tiró 12 partidos completos y lanzó un juego sin hit ni carrera contra el Habana.

En la Copa Mundial de China Taipei de ese mismo año tuvo dos sonrisas sin fracaso, PCL de 0.47, permitió siete inatrapables en 19 innings y estrucó a 16 hombres.

La marca de 13-cinco (.722) que siguió en el evento cumbre cubano lo colocó en segundo lugar, tras Arnaldo Hernández, en el casillero histórico de juegos ganados y perdidos. En el último sexenio Vera alcanzó cota de 73 y 28.

En la Copa Intercontinental de ese año, el derecho se alzó con un triunfo sin derrota y magnífico PCL de 1.42.

La campaña 2002-03 fue funesta para él con solo uno ganado y dos perdidos, pero en la siguiente recuperó la forma y junto a Pedro Luis Lazo y Vicyoandri Odelín fueron los más excelso representantes del pitcheo cubano.

En el torneo cumbre de 2003, la Copa Mundial de Béisbol, finalizó con 3-0 y, en una gran demostración, derrotó a Taiwan en semifinales en siete innings inmaculados de actuación, y su relevo ante Panamá durante cinco y un tercio en el encuentro del adiós propició la victoria cubana.

Ha sido el único lanzador que ha archivado triunfos en semifinales y finales en la historia de las Copas Mundiales.

Igualmente, lanzó lechada en el partido final por la clasificación olímpica de la COPABE, y solo permitió dos jits con una carrera frente a Estados Unidos en el choque decisivo de los Juegos Panamericanos-2003, en el que Cuba revalidó su título continental.

Vera ya no dependía solo de su velocidad, sino de la mezcla de ésta con su sinker y la slider. Igualmente, su acerado control hizo que en la campaña 2003-04 solo concediera 6 bases por bolas en 74 entradas, concluyó con nueve y uno (.900) y PCL de 1.95. En las Olimpiadas del 2004, logró triunfos contra Grecia, y se desquitó contra Holanda al lanzar cuatro ceros contra la misma.

En el encuentro final, tiró cuatro innings sin anotaciones antes de permitir el jonrón de Paul González y ser relevado por Odelín, quien ganó el encuentro.

Vera fue un bastión, a partir de 2004, en los tres pergaminos nacionales y el sub-liderato, obtenidos por Santiago hasta 2008.

No obstante, el diestro estuvo ausente del Primer Clásico Mundial pues no estaba en forma óptima.

En las Olimpiadas de 2008, Vera (dos-0, PCL 1.69) triunfó sobre los Estados Unidos y Japón para contribuir decisivamente a la medalla de plata del equipo cubano.

En su labor de cinco jits en 10 y 2/3 de entradas en el II Clásico Mundial se incluye su importante triunfo ante Méjico, que dio el pase a Cuba para la ronda siguiente.

El 2 de noviembre de 2009, antes del comienzo de la temporada 2009-10, sufrió serias lesiones en su rostro, que requirieron cirugía reconstructiva y pusieron en peligro su carrera.

Sin embargo, a mediados de enero regresó al montículo y con balance de tres triunfos y un revés terminó esa temporada el maestro y ya veterano astro del box de Siboney.

Con esa flema y control excepcionales, Vera demuestra en cada salida tener la estamina de los mejores lanzadores, de esos que han prestigiado el uniforme de la formación nacional cubana en las últimas décadas.(Tomado de Prensa Latina)

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